Fue un viaje angustioso de dos horas hasta que la encontramos, temblando y exhausta en el barro. La pobre perrita se asustó y quiso salir corriendo, pero su fractura en la columna se lo hizo imposible. El conductor que la vio dijo que llevaba dos días tirada allí. La llevamos rápidamente a su casa, la bañamos y la alimentamos. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de la gravedad de su condición.
En el veterinario recibimos una noticia desgarradora: su columna estaba gravemente fracturada. La tasa de éxito de la cirugía fue baja y el médico dijo que si hubiera venido antes. Pero nadie se había detenido a ayudarla. Aceptamos la cirugía, aunque las esperanzas eran escasas. La complicada operación duró tres horas y cuando despertó nos sonrió. Esperábamos un milagro.
Pasaron los días y le inyectaron analgésicos. Sin embargo, no mejoró su capacidad para caminar y se volvió agresiva con su compañera de cuarto. Sabíamos que estaba estresada durante el tratamiento, así que decidimos darle unos días libres para que se relajara. Esos días fueron vitales para ella. Era feliz, tenía amigos y volvía a ser amada. Los perros le dieron el impulso para hacer ejercicio.
Pero un día la sorprendimos gateando, anhelando poder caminar como su amiga. Ella había cambiado mucho en esos pocos días. Ella siempre estaba sonriendo y divirtiéndose con todos. Sabíamos que teníamos que hacer algo, así que le compramos una silla de ruedas estática. Al principio estaba confundida y torpe, pero aprendió rápidamente a usarlo.
Éramos optimistas hasta que desarrolló una fiebre alta de 40,6 grados. Tuvimos que llevarla urgentemente al veterinario. Le dieron líquidos y recetas de inmediato y el médico nos aseguró que todo estaría bien. Lloró porque estaba cansada, pero al día siguiente las cosas mejoraron.
Hoy está emocionada de estar en casa y reencontrarse con sus amigos. El médico dijo que no ocurriría ningún milagro, pero sabemos que tomamos la decisión correcta. Lo lamentaríamos más si no supiéramos el resultado. Puede que su viaje hacia la recuperación no haya sido un milagro, pero fue un testimonio del poder del amor y la determinación.
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