En un pequeño pueblo escondido en el corazón de la Idia rural, se desarrolla una historia desgarradora de prejuicios y malentendidos. El protagonista de esta historia es un joven cuyo espíritu iппoccepto se ve ensombrecido por una etiqueta cruel que le impone su comunidad. Lo reprenden, no por sus acciones o su carácter, sino por un rasgo físico arbitrario que lo ha llevado a ser considerado un “hombre lobo”.
Un BEBÉ cubierto de espeso cabello negro es el último miembro de una “familia de hombres lobo”.
Los brazos, la cara y la espalda del niño llamado están cubiertos por una capa de espeso cabello negro que se volverá más grueso a medida que crezca.
Una nueva madre, Mapisha Sambhaji Raυt, de 22 años, de Pυпe, Iпdia central, está desconsolada porque su hijo ha heredado la misma codició n genética que ha arruinado su vida.
Ella dijo: “Siempre me sentí disgustada cuando me vi en el espejo y me pregunté cómo mi hijo afrontaría el mismo trauma.
“Mis hermanas y yo siempre fuimos objeto de burlas y, a menudo, nos eligieron fantasmas, osos y mocos. Saber que mi dolor también pasará por el dolor y el sufrimiento que lloré me rompe el corazón”.
El bebé de cinco meses, aún por nombrar, ha heredado una rara gema que ha sido transmitida por el padre de Maïsha.
No existe cura para el síndrome del hombre lobo; de lo contrario, se conoce como hipertricosis universal. Es tan raro que hasta mil millones de personas se ven afectadas. Mapisha agregó: “Me sentí feliz cuando di a luz a un bebé, pero cuando me di cuenta de que sufría el mismo síndrome. Yo estaba muy molesto. Estaba destrozado. “Me preguntaba si estaba maldecido o si cometí un error en la vida y Dios me estaba castigando a mí y a mi hermano. “Pero él es mi bebé y lo amaré υcodicionalmente de la misma manera que mi madre cuidó de mí. No importa cómo se vea”. Desde entonces, se reunieron con los médicos y encontraron una crema depilatoria para usar cada cuatro días para eliminar el vello facial abundante.