Desde un avión, uno puede ser testigo de impresionantes vistas que son imposibles de ver desde el suelo.
A medida que el avión sube más y más alto, la vista fuera de la ventana cambia.
Desde arriba, el arcoíris parece mucho más grande y magnífico que desde el suelo.
A medida que el avión avanza, el arco iris parece moverse con él y los colores se vuelven aún más vibrantes.
Y luego, tan repentinamente como apareció, el arcoíris comienza a desvanecerse.