Sus ojos, llenos de dolor, no podían abrirse completamente. Mientras la gente pasaba indiferente, él se aferraba a la esperanza, esperando que alguien le brindara ayuda. Aunque estaba a punto de irse, se quedó, perdido y sin rumbo.
Vi la desesperación en sus ojos, la tristeza de un alma abandonada. Pedí ayuda para subirlo al auto y lo llevé a un spa cercano para limpiarlo. Este pequeño amigo peludo mostró curiosidad, preguntándose a dónde lo llevábamos y quiénes éramos.
Tras una hora de viaje, llegamos al veterinario, donde este osito de peluche grande y limpio comenzó a revelar su historia. Las pruebas mostraron problemas oculares y una enfermedad intestinal inflamatoria. El diagnóstico no era alentador, pero decidimos luchar por él.
Noches de insomnio y días de preocupación nos acompañaron mientras él luchaba contra la enfermedad. Pero, contra todo pronóstico, comenzó a mejorar. La enfermedad estaba en sus primeras etapas, y la esperanza renació.
El camino incluyó una exitosa cirugía ocular, días de aburrimiento durante la recuperación y momentos desafiantes. Pero Leva, como decidimos llamarlo, demostró ser un luchador valiente.
Finalmente, la buena noticia llegó cuando una vecina reconoció a Leva y contactamos a su supuesto dueño. Sin embargo, nos sorprendió su negativa a reclamarlo. Leva, con sus nuevos amigos y su amor por los niños, había encontrado un nuevo hogar.
A pesar de las dificultades y la tristeza de su abandono, Leva vive ahora una vida feliz, esperando el día en que una nueva familia lo adopte. Aunque no entendemos por qué fue abandonado, estamos agradecidos de haberlo encontrado y brindarle una segunda oportunidad en la vida.