En uno de sus paseos por el parque, una joven se encontró con una caja llena de cachorros abandonados. Entre ellos, uno lloraba desconsoladamente, envuelto en una manta vieja. Nadie sabía quién los dejó allí, pero un empleado de limpieza reveló que el pequeño perrito había estado llorando sin cesar durante dos días y noches. A pesar de ello, nadie se atrevía a adoptarlo.
Conmovida al ver al cachorro temblar incesantemente por el frío, la joven decidió llevarlo a casa. En casa, solo tenían leche fresca, pero el cachorro se negaba a abrir la boca. Para mantenerlo con vida, la joven tuvo que verter la leche en su boca.
Encontró dos conjuntos de ropa vieja para hacerle una cama, y el cachorro pareció disfrutar de su nuevo refugio. Al día siguiente, después del trabajo, la joven regresó apresuradamente a casa, preocupada de que el cachorro no sobreviviera. Sin embargo, su condición era mejor que el día anterior.
Usando la tapa de una botella, intentó alimentarlo con leche, pero el cachorro no sabía cómo succionar. Aun así, devoró la leche que se le vertió en la boca. Después de comer, su barriga estaba redonda y llena. ¡Se veía tan adorable!
La joven llevó al cachorro al veterinario, quien confirmó que el pequeño tenía apenas un mes de edad. Resultó ser una hembra, y su apariencia se asemejaba a la de un perro pastor alemán. Nadie sabía por qué su dueño la abandonó.
La joven, llamada Yitiao (Una), compró nuevos platos de comida y agua, y preparó una mezcla de salchichas y salchichas de carne para alimentar al cachorro. Aunque estaba preocupada de que el cachorro no comiera, resultó que su ansiedad era innecesaria.
El cachorro mostró una determinación admirable al comer con gusto. Yitiao se despertaba a medianoche para darle leche, y el cachorro siempre estaba listo para devorarla. Era un espectáculo conmovedor.
Después de dos días de cuidado, Yitiao ajustó la temperatura del agua y bañó al cachorro. Sorprendentemente, se comportó muy bien durante su primer baño, permaneciendo inmóvil en el agua. Luego, lo envolvió en una toalla y lo secó.
Aunque se esperaba que tuviera miedo del secador de pelo, el cachorro no mostró ningún temor. Su pelaje estaba mejorando, y parecía disfrutar de la atención. Yitiao se dio cuenta de que el cachorro ya no temía ser abandonado.
Con el tiempo, el cachorro creció y se volvió más fuerte bajo los cuidados atentos de Yitiao. Aunque a veces causaba caos en la casa, el cachorro se había convertido en una fuente inagotable de alegría para la joven.
Después de dos meses, el cachorro, que una vez fue tan pequeño, se había convertido en un perro grande. La perrera ya no era lo suficientemente grande para él. Mirándolo con sus ojos adorables, parecía decir: “¡Es hora de construir un nuevo hogar para mí!”
Yitiao le construyó un cómodo refugio y le preparó juguetes para masticar. El cachorro estaba emocionado y juguetón. Parecía haber encontrado la felicidad en su nuevo hogar. Gracias a la amabilidad y el amor de Yitiao, este pequeño amigo peludo superó todas las adversidades y encontró un hogar cálido y completo. Que todos los cachorros peludos sean tratados con amabilidad.