Jenny es un caballo que deambula libremente y da un paseo matutino por Frankfurt, Alemania.
Ha continuado con sus caminatas diarias a pesar del brote de coronavirus, para el deleite de los residentes que disfrutan llegar hasta el final.es equino y tambien darle la bienvenida y acariciarla.
Algunas cosas en este mundo son demasiado difíciles de explicar o comprender. Suponemos que los animales son indiferentes y actúan según sus caprichos. Es por eso que algunas personas podrían decirle a las personas que actúan mal que “dejen de actuar como mascotas”. Sin embargo, esta no es siempre la situación.
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Jenny, una corcel blanca de Frankfurt, Alemania, prefiere los paseos matutinos.
Su propietario no la acompaña, según AFP, porque son demasiado mayores para montarla.
Pasea tranquilamente por las calles, saludando a quienes comprende y ve a diario. Varios de ellos le dan galletas y también le dan palmaditas en la cabeza.
Para asegurarse de que no aterroriza a nadie que no la conozca, el dueño coloca constantemente una nota en su cabestro. La carta informa a cualquier persona que se encuentre con Jenny que ella solo está saliendo a dar un paseo y que no les hará daño. Sorprendentemente, lleva 14 años dando sus paseos matutinos y nunca ha tenido una mala experiencia.
A pesar de ello, algunas personas siguen contactando con la policía cada vez que la ven paseando por la calle por primera vez. Las autoridades locales también la conocen y están haciendo todo lo posible para vigilar los problemas de los lugareños que están preocupados.
Quienes la conocen consideran a Jenny como una de los suyos. Una persona también le escribió una rima y también se la sujetó con alfileres a su cabestro. Los paseos matutinos de Jenny se explican de la manera más considerada en la rima. Jenny sigue los pasos del maestro de Jenny mientras cabalgan juntas, según el poema.
Ella hace el paseo por ambos debido a que el dueño ya no puede acompañarla. Es su manera de demostrarle al propietario que todavía se preocupa por él y recuerda sus días felices juntos.
Diariamente, el dueño le abre la puerta al desalojo de Jenny y espera su regreso de sus salidas. Cuando ve a su viejo caballo regresar del largo paseo, siempre sonríe.
Un veterinario inspecciona a Jenny con frecuencia para asegurarse de que se mantenga en buen estado de salud. Esta narrativa es a la vez extraña y sincera. Es probable que muestre cuán increíble es el vínculo entre las mascotas y sus dueños.
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